La leucemia es un tipo de cáncer de la sangre que comienza en la médula espinal, puede afectar a niños y adultos, y se divide en dos tipos: agua, que progresa rápidamente y crónica, que progresa lentamente.

Antes se realizaba un trasplante de médula ósea, pero ahora se realiza un trasplante de células madre de sangre periférica, es decir, células formadoras de sangre.

Recibir un trasplante de células madre permite que se puedan utilizar altas dosis de quimioterapia sin dañar de gravedad la médula espinal.

El linfoma es un tipo de cáncer que se desarrolla en una parte del sistema inmunitario llamado sistema linfático. Se suele clasificar en linfoma de Hodgkin y linfoma no Hodgkin.

Este tipo de cáncer comienza cuando se produce un fallo en la forma de actuar de los linfocitos, las células blancas de la sangre que ayudan a combatir las infecciones.

Para el linfoma no Hodgkin se utiliza el trasplante de células madre, lo que permite a los médicos poder administrar dosis más altas de quimioterapia, algunas veces junto con radioterapia.

Los trastornos de la sangre pueden ocasionar graves problemas de salud. Algunas enfermedades hematológicas son anemias, mieloma múltiple, trastornos de los factores de la coagulación, inclusive la insuficiencia renal, cirrosis hepática y síndrome de inmunodeficiencia humana, entre otras.

Las células madre se pueden aplicar para el tratamiento de diversas enfermedades hematológicas, el trasplante ayuda a obtener mejores resultados en los tratamientos.