El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una enfermedad del neurodesarrollo, es decir, aparece en la infancia, normalmente antes de que el niño entre a la escuela y puede afectar el desarrollo personal, social y académico.
Los trastornos del neurodesarrollo pueden comprometer el funcionamiento de la atención, la memoria, la percepción, el lenguaje, la resolución de problemas o la interacción social.
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El TDAH tiene fundamentos neurológicos bien establecidos y no es simplemente “mala conducta”.
Existen tres tipos de TDAH:
- Con predominio del déficit de atención
- Con predominio de hiperactividad
- Combinado
Normalmente comienza antes de los 4 años de edad y siempre antes de los 12 años y se caracteriza por:
- Falta de atención: aparece cuando el niño realiza tareas que requieren vigilancia, tiempo de reacción rápido, búsqueda visual y perceptiva y escucha sistemática y sostenida.
- Impulsividad: acciones precipitadas que pueden provocar un resultado negativo como cruzar la calle sin mirar.
- Hiperactividad: actividad motora excesiva.
La falta de atención y la impulsividad impiden el desarrollo de habilidades académicas, estrategias de pensamiento y razonamiento.
Puede haber:
- Escasa tolerancia a la frustración
- Oposición
- Berrinches
- Agresión
- Malas aptitudes sociales
- Alteraciones del sueño
- Ansiedad
- Disforia
- Depresión
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¿Cuáles son las recomendaciones si mi hijo tiene TDAH?
- Terapia conductual: la terapia cognitiva – conductista suele ser eficaz y permite que los niños comprendan su trastorno y cómo adaptarse a él.
Son indispensables las rutinas estructuradas. Es importante mantener un control ambiental del ruido y de la estimulación visual, con una duración adecuada de las tareas.
Agregar incentivos y recompensas simbólicas refuerza la intervención conductual y es conveniente.
- Farmacoterapia: la farmacoterapia no corrige las deficiencias neurofisiológicas de base de los pacientes con TDAH, los fármacos son útiles para aliviar los síntomas y permiten la participación en actividades con el control de la impulsividad, suelen interrumpir el ciclo de conducta inapropiada, potenciando así las mejoras en la conducta, en el desarrollo académico y la autoestima.
- Fármacos estimulantes: La respuesta es variable y la dosis depende de la gravedad de la conducta y la capacidad del niño para tolerar el fármaco.
Los efectos adversos más comunes de los fármacos estimulantes son las alteraciones del sueño (insomnio), depresión, dolor de cabeza, dolor de estómago, supresión del apetito, taquicardia e hipertensión arterial.
- Fármacos no estimulantes: son eficaces, sin embargo en comparación de los estimulantes presentan menores resultados. Usualmente se administran en combinación con los estimulantes.
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Nuestro consejo para los papás:
- Crear una rutina: Intenta organizarte meticulosamente todo desde los horarios de comida, el orden de la ropa o los lugares de visita en horarios establecidos y trata de hacer esas actividades todos los días.
- Sea claro y específico: Es importante dar indicaciones claras y precisas cuando el niño tenga que hacer algo. Sobre todo hágale saber a su hijo que lo está escuchando mediante una descripción de lo que dijo.
Hospital Galenia, Una evaluación completa realizada por un profesional capacitado es la única manera de saber con seguridad si tu hijo padece de déficit de atención . Si tu hijo presenta este padecimiento puedes agendar una cita con nuestros especialistas en esta área.