La enfermedad de Paget es considerada una enfermedad crónica que agranda o deforma los huesos, por lo regular esto sólo afecta a uno o varios huesos, pero no llega a afectar a todos los huesos del cuerpo, tal como sucede con la osteoporosis.
Cualquier hueso o huesos pueden ser afectados por la enfermedad de Paget, sin embargo los huesos que suelen ser los más afectados son la columna vertebral, la pelvis, las piernas y el cráneo.
Esta enfermedad es más común en personas mayores, estudios han revelado que los familiares de una persona con esta enfermedad son 7 veces más propenso a desarrollar la enfermedad a diferencia de una persona sin algún familiar afectado.
La enfermedad de Paget en el hueso se caracteriza por debilitar uno o varios huesos, pero no es igual que la osteoporosis.
Los síntomas de esta enfermedad pueden avanzar lentamente por tener síntomas leves, en algunas ocasiones se pueden confundir con la artritis u otras enfermedades; pero en otros casos los síntomas son distinguidos, estos pueden ser:
- Dolor en cualquiera de los huesos que son afectados.
- Dolor de cabeza y sordera cuando el cráneo se ve afectado por la enfermedad.
- Dolor en la cadera cuando se ve afectada la pelvis o el fémur.
- Huesos que aumentan de tamaño, esto sólo sucede en los casos más avanzados de la enfermedad.
- Daño del cartílago en las articulaciones que están cerca del hueso afectado.
¿Cómo detectar la enfermedad de Paget?:
- Pruebas de sangre: Al existir un nivel elevado de fosfatasa alcalina en la sangre puede surgir la presencia de la enfermedad de Paget.
- Tomografías: Determinar cuánto se ha extendido la condición y el grado de actividad que existe, la tomografía es util para detectar el avance de la enfermedad.
- Radiografías: Por lo regular es a través de las radiografías que se diagnostica la enfermedad, al realizarse una prueba de sangre o tomografía que indique la presencia de la enfermedad la radiografía se encarga de confirmar el diagnóstico.
Padecer esta enfermedad puede producir algunos otros padecimientos como:
- Cálculos en el riñón.
- Enfermedades cardiacas.
- Artritis.
- Sordera.
- Problemas en el sistema nervioso.
- Dientes flojos.
- Pérdida de la visión.
Si se comienza el tratamiento antes de que ocurran cambios graves en los huesos afectados el pronóstico es bueno para las personas que padecen esta enfermedad, el tratamiento puede disminuir los síntomas pero no es una cura para la enfermedad.
Como parte del tratamiento se incluyen: medicamentos, para controlar la destrucción y regeneración excesiva de los huesos, además de aliviar el dolor y prevenir el avance de la enfermedad; también se podrá requerir de una cirugía cuando se presenten complicaciones como fracturas, artritis degenerativa grave, deformidad en los huesos; y sí esto se complementa con una buena dieta y ejercicio se mantendrá saludable el esqueleto y el tratamiento funcionará de mejor manera.
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