En la medicina existen muchas especialidades y dentro de la medicina interna se encuentra la hematología, una especialidad que no es del conocimiento de todas las personas, y muchas veces es por este desconocimiento que cuando acuden al especialista se encuentran llenos de miedo y dudas, las personas que conocen el trabajo que se realiza bajo esta especialidad suelen mencionar de primera instancia la anemia.
La mayoría de los pacientes que consultan por primera vez con un hematólogo lo hacen por indicación de su médico tratante, quién con base en los resultados de los exámenes de sangre encuentra alguna anormalidad, o en la historia clínica se sugiere que se tienen alteraciones en el sistema sanguíneo o en el sistema linfático y que es mejor acudir con el especialista.
La hematología analiza y estudia las alteraciones de los componentes de la sangre.
La hematología es una especialidad muy compleja que con bastante frecuencia sirve de apoyo a muchas otras especialidades, en algún momento dado la mayoría de las especialidades se relacionan con la hematología por algún cambio detectado en los valores de la sangre.
El especialista se llama hematólogo, no es un analista como tal, solamente se encarga de determinar las enfermedades de la sangre para poder brindar una orientación de cómo deben ser tratadas, el estudio de la sangre, sus componentes y los órganos que se relacionan son su especialidad.
Las enfermedades oncológicas de la sangre y órganos linfáticos son tratados por un hematólogo, quién al ser encargado de diagnosticar este tipo de padecimientos puede brindar un tratamiento adecuado. Entre estas enfermedades se encuentran:
- Leucemias: Cáncer de la sangre y la médula ósea.
- Mieloma múltiple: Las células plasmáticas se tornan cancerosas y se multiplican.
- Linfomas: El sistema linfático se ve afectado por tumores sólidos hematológicos.
También se encarga de aquellas enfermedades no oncológicas, es decir todas aquellas enfermedades en la que ocurren sangrados o trombosis, disminución o aumento de las células sanguíneas sin alguna causa aparente. Entre estas enfermedades se encuentran:
- Anemias: Disminución de los glóbulos rojos.
- Poliglobulia: Aumento de los glóbulos rojos.
- Hemofilia: La sangre no coagula normalmente.
Las células sanguíneas que produce la médula ósea son los glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, por lo que para poder estudiar el desarrollo y función de estas células se recomienda una aspiración y/o una biopsia de médula ósea.
Con los resultados de los exámenes de la médula ósea se pueden diagnosticar las enfermedades anteriormente mencionadas, además si ya se está llevando un tratamiento para tratar alguna de estas enfermedades se realizan estos exámenes para saber si el tratamiento funciona y para monitorear los efectos secundarios que se puedan generar.
Cuando sea necesario el hematólogo realizará la los exámenes de médula ósea, por lo regular se suelen realizar juntos, a menudo las muestras se extraen del hueso de la pelvis que está en la zona lumbar y tiene una duración de media hora, el médico puede decidir si realizar un examen o ambos.
- Aspiración de médula ósea: Procedimiento que extrae una muestra liquida de la médula ósea.
- Biopsia de médula ósea: Procedimiento que extrae una pequeña muestra sólida de la médula ósea.
Procedimiento:
- Si es necesario se suministra un medicamento al paciente para que pueda relajarse.
- Se limpia la piel y se inyecta un anestésico dentro del área y la superficie del hueso.
- Se introduce la aguja para biopsia en el hueso.
- El centro de la aguja se retira y la aguja hueca se hunde dentro del hueso para capturar una muestra de médula ósea.
- Se retira la aguja.
- Se aplica presión y se venda la piel.