La conjuntiva es una membrana transparente que recubre la zona interna del párpado y la parte blanca del ojo, cuando esta se inflama produce conjuntivitis.
Los síntomas son los mismos para niños y adultos, pero pueden ser más graves en los recién nacidos y adultos mayores. Es importante acudir con un pediatra cuánto antes para comenzar con el tratamiento.
La conjuntivitis no suele afectar la vista y desaparece sin algún tratamiento, pero la conjuntivitis bacteriana necesita tratamiento con gotas o antibióticos; cuando la conjuntivitis es infecciosa puede provocar un contagio fácilmente.
Para conocer el estado en el que se encuentra el niño, o si deseas conocer cuál es la mejor manera de cuidarlo, lo ideal es acudir con un pediatra, puedes aprovechar la consulta para realizarle preguntas sobre sí puede continuar en la escuela o debe quedarse en casa unos días. Por lo regular, los médicos suelen recomendar que los niños no vayan a la escuela o guardería cuando se trata de conjuntivitis contagiosa.
Durante la edad escolar suelen aparecer casos de conjuntivitis, pueden ser leves y utilizarse antibióticos como tratamiento. Pero cuánto más pequeños y curiosos son los niños, puede ser más difícil evitar una propagación.
Evitar el contagio entre niños es un poco complicado, lo principal es hacerles entender que no se deben tocar ni frotar los ojos, ni compartir objetos personales que estén en contacto con los ojos, ya que pueden contagiar a más personas. También se les debe enseñar a lavarse las manos con agua y jabón con frecuencia.
Las compresas tibias o frías sobre los ojos pueden aliviar las molestias, y para limpiar las secreciones pueden utilizarse bolitas de algodón o gasas mojadas en agua tibia.