Una de las herramientas que han sido más utilizadas por la especialidad de dermatología es la luz de Wood.
La luz de Wood es un tipo de luz ultravioleta que se aplica en la piel para ayudar a establecer el diagnóstico clínico y control evolutivo de enfermedades como trastornos de pigmentación, o infecciones cutáneas; es decir, ayuda a saber si la piel padece de algún problema grave.
La piel se encuentra constantemente expuesto a distintos factores que pueden dañarlo, como los cambios bruscos de temperatura frío– calor, estar expuesto bajo el sol sin ninguna protección, utilizar maquillaje en exceso durante mucho tiempo, etc.
Gracias a la fuente de luz permite conocer a profundidad las posibles lesiones de la piel que no son capaces de detectarse a simple vista.
Razones para utilizar la luz de Wood.
No se ha demostrado riesgo alguno de utilizar esta luz, pero es importante que el paciente no mire directamente la luz, es común que se tengan lentes especiales para prevenir esto.
Esta técnica de exploración es totalmente indolora,no es invasiva y es extremadamente eficaz. Esta alternativa trata desde pequeños problemas hasta problemas de mayor gravedad.
Un especialista en dermatología es el encargado de realizar este procedimiento, es importante que lo realice siempre un profesional.
Utilizar la luz de Wood depende de 3 factores:
Además, debe evitarse lavar la piel antes del examen y utilizar cremas o medicamentos sobre la zona de la piel a estudiar,así como materiales que brillen bajo la luz, ya que esto podría provocar un resultado falso negativo.
Si la piel no produce ningún brillo bajo la luz significa que la piel no presenta ningún problema, pero en caso contrario, la exploración del rostro permitirá elegir el tratamiento adecuado para corregir el problema.